
Dulces desperdiciados.
En este relato que invita a la reflexión, un candidato que recorre su distrito besa a un bebé en un cochecito, creyendo que el momento es conmovedor. Sin embargo, se enfrenta a la ironía de que el bebé pertenece a un asilo de huérfanos, y la enfermera que lo cuida es una internada de una institución para analfabetos, sordos y mudos. Esta historia sirve como recordatorio de las lecciones morales más profundas que a menudo se encuentran en los cuentos morales conocidos, fomentando el crecimiento personal a través de la narración con moralejas.






















